Lo importante son las historias que existen detrás de los hechos, los motivos del movimiento más que el desplazamiento es sí mismo. ¿Qué razones, si no, habría para meterse en el mundo de los clásicos? Son pasiones, sentimientos, recuerdos evocados que han envejecido como los buenos vinos y así encender mejor los sentidos.
Por ese motivo no es posible encontrar una razón objetiva que te lleve a invertir tu dinero en una moto que tiene más de cuarenta años, con recambios caros, falta de cariño y sobre todo llena de muy buenas emociones. Emociones que genera de manera directa y emociones que evoca de recuerdos que tu padre te contaba sobre historias de juventud que solo pudiste vivir en tu imaginación.
A mí me gusta Bultaco, como marca, como seña de identidad del ingenio la pericia de gigantes de antaño gracias a los cuales hoy miramos más lejos de lo que alcanza nuestra vista. Probablemente la Bultaco Gold Medal en España ya existido gracias a la casualidad y a la decadencia de una época que soñaba con tiempos mejores, pero gracias a ello, hoy, casi cincuenta años más tarde, podemos vivir emociones como las de entonces.
Muchos pensaran que es una locura amar las cosas (o desearlas). Pero las cosas, cuando forman parte del propio ser, se terminan humanizando. Sobran las páginas y los artículos que nos hablan de estas maravillas (he enlazado algunos) pero faltan aquellas que cuentan las emociones. Algunas positivas, cuando ruedas y la dominas (alegría, pasión). Otras, en cambio, un poco más negativas… que no se ha frustrado tratando de encender esta máquina o ha sentido miedo al abrir gas por primera vez o frenar con la manera delantera. Sólo escuchar su sonido te transporta en el tiempo…. y puede que en el espacio.
También hay que decir que los caballos de ahora no son como los caballos de antes, pensando en cómo como tecnológicamente se sacaba partido de mecánicas más básicas y simples. La simplicidad, de hecho, es un valor que cotiza la baja, la sencillez es belleza, porque menos es más… algo que sólo podrás descubrir si vuelves a las clásicas.
Mi sorpresa ha llegado al descubrir lo fácil que es dar cariño y cuidar estas maravillas de la ingeniería. Conocer la comunidad que existe detrás, la hermandad que unen los clásicos de los que siempre terminaremos aprendiendo. Otro valor cultural más que encontramos en tan basto legados, la posibilidad de aprender y hacer las cosas por nosotros mismos. La posibilidad de compartir conocimiento, de generar inteligencia colectiva para asegurar que estas maravillas no se terminen perdiendo en los anales de la historia.
Este ha sido solo una pequeña introducción a un nuevo libro de mi propia existencia. Sólo espero que, si has llegado hasta aquí, puedas descubrir lo que yo estoy descubriendo y puedas ser una neurona más del proceso de inteligencia y memoria colectiva que nuestras clásicas se merecen. Por si quieres saber más, aquí van algunos ejemplos de la inteligencia colectiva: